domingo, 22 de marzo de 2020

APLAUSO


Cada noche desde hace una semana salimos a nuestras ventanas y a nuestros balcones a las 20:00 horas para aplaudir a médicos, enfermeras, auxiliares y personal sanitario en general. Obviamente se lo merecen. Están trabajando muy duro desde la primera línea, en contacto directo con los afectados, poniendo en riesgo su salud y la de los suyos.

Son, además, los que ven de primera mano la dura realidad de la situación viendo morir a gente a diario. Me consta, por lo que me dicen amigos que trabajan en hospitales, que la carga psicológica está siendo brutal. No tenemos días, en lo que nos queda de vida, para agradecerles lo suficiente su esfuerzo y el trabajo que están realizando. Espero que nuestra frágil memoria sea capaz de retener al menos esto.

El aplauso a los profesionales de la Sanidad nos sirve a todos los demás de pequeño bálsamo. Nos permite hacer algo distinto; nos deja asomarnos a la calle; comprobar así que no estamos solos; ser conscientes de que allí, en la ventana de enfrente hay un padre y una madre que tienen miedo por lo que pueda pasarles a los abuelos; que no saben qué inventar para que sus hijos no se suban por las paredes. El aplauso de las ocho es también, un poco, un aplauso para nosotros.

Parece que llevamos una eternidad encerrados en casa y han pasado apenas siete días. Poco más de una semana en la que, además de los profesionales de la salud, hay otra mucha gente que ha hecho nuestro confinamiento un poco más soportable.

Todo mi reconocimiento a todas esas personas que nos atienden a diario en los  mercados y supermercados que siguen abasteciéndonos; a los transportistas que permiten que no falte el suministro; a los profesionales de la limpieza que baldean las calles y recogen nuestra basura; a todos los técnicos que nos permiten trabajar desde casa y que hacen que podamos estar conectados con personas con las que no nos podemos juntar; a los profesionales de la comunicación que nos mantienen informados y entretenidos; a los conductores de autobús, tren, metro y taxi que permiten desplazarse a los que siguen trabajando por los demás; a los cuidadores de las personas dependientes; a los investigadores que, a contrarreloj, desarrollan fármacos para tratar de paliar esta crisis; a todos esos operarios de plantas producción de desinfectantes y de equipos de protección individual que están funcionando las 24 horas del día; a los servicios sociales que dan apoyo psicológico en estos momentos tan duros;  a nuestras Instituciones que, pese a disonar esporádicamente en el Telediario,  me consta que están trabajando más coordinadas que nunca; a los trabajadores de banca que permiten que las personas mayores tengan efectivo para ir a la compra; a los farmacéuticos, que siguen al pie del cañón aprovisionándonos de  medicinas y asesorándonos porque nos da miedo ir a los centros de salud; y por supuesto, a la Policía, Nacional y Municipal, a la Guardia Civil y a las distintas policías autonómicas, por velar por nosotros y salir cada día a la calle para hacer que el Plan se cumpla. 

Pido disculpas de antemano a un montón de profesionales que seguro se me han olvidado en la anterior relación no exhaustiva. Además, me vais a permitir, a riesgo de pecar de corporativista, que dedique un fuerte y merecido aplauso a mis compañeros de phs Serkonten y a los de otras empresas del gremio de Higiene Ambiental, que cada día y cada noche, en diario y en fin de semana, están realizando la desinfección de oficinas, supermercados, estaciones, vagones de tren, autobuses, ambulancias, centros médicos, hospitales, residencias y un largo etcétera. Muchas gracias compañeros por vuestro esfuerzo y dedicación en esta lucha.

Cada tarde, cuando salga aplaudir junto a mi familia, mi aplauso irá por todas estas personas y, un poco también, por nosotros.

#yomequedoencasa #estevirusloparamosunidos

Ah, se me olvidaba, gracias también a la Iglesia y sus religiosos, que se están dejando peladas las rodillas rezando por nosotros.

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