Hoy se ha consumado formalmente lo que todos sabíamos desde la noche del 23 de julio. Todos lo sabíamos, el candidato fallido y también su partido. Sin embargo, han seguido adelante con el único objetivo de tener una tribuna para comenzar a hacer oposición al proceso de investidura de su oponente.
Bajo el mantra de he ganado las elecciones y agarrado a un buen puñado de mentiras, hemos asistido a un espectáculo, a ratos bochornoso, que empezó el pasado domingo en la madrileña plaza de Felipe II con la actuación estelar, como si de la famosa novela de Dickens se tratara, del fantasma del presente, del fantasma del pasado y, sobre todo, para regocijo de los allí reunidos, de la fantasma del futuro.
A lo de he ganado las elecciones le han contestado explicándole lo de la Ley del Embudo ¿por qué va a tener más derecho el candidato a Presidente de la nación que el candidato a Presidente de Extremadura o de Canarias?¿o que el candidato a la alcaldía de Valladolid o de otros cientos de municipios en los que a la coalición PP/VOX le ha dado igual cuál haya sido la lista más votada?¿por qué reclama para él algo que no concede a los demás?
Además de esta pataleta, más propia de el del anuncio del Scattergories que de un aspirante a Presidente del Gobierno, se ha vertido mentira tras mentira; con los datos del paro, con el salario mínimo interprofesional, con respecto a la revalorización de las pensiones, o sobre los casos de ocupaciones. Estrategia que ya utilizó en la recta final de la campaña electoral y que le llevó, este señor no aprende, a no conseguir el resultado que los suyos daban por asegurado.
Pero, sin duda alguna, la mentira más gorda es la de yo no soy Presidente porque no quiero, dando a entender que sería envestido, con el apoyo de Junts, si vendiera su alma al diablo como da por hecho que va a hacer Pedro Sánchez. Ni el mismo, por más que se lo repita cada mañana frente al espejo, se lo cree. Ni Junts puede hacer vicepresidente a Abascal, ni la ultraderecha puede entrar en el ejecutivo con la ayuda de los indepes. Ni Vox ni Junts se caracterizan por tener grandes estrategas en sus filas, pero no hace falta ser muy listo para saber que, si esto ocurriese, ambas formaciones se hundirían en las próximas elecciones a las que concurrieran.
Y como en todo discurso del PP que se precie desde la época de Zapatero, también hemos tenido la amenaza de que, si él no es el elegido, España se rompe. Debemos de vivir en el país más duro del planeta, pues llevamos rompiéndonos desde 2004 sin que se note por dónde.
En fin, que para este viaje no se necesitaban tantas alforjas. No has conseguido tu propósito y encima has tenido que aguantar como cada portavoz del resto de grupos te recordaba que estás de prestado y que, como cantaba Loquillo, todo el mundo ama a Isabel.
Para colmo, la prensa amiga se ha pasado la semana con elogios del tipo ahora si que sí, esto es sentido de estado y lo demás son tonterías, Feijóo sale reforzado del debate, etc, etc, etc. Y es que otra cosa que todo el mundo sabe, y si no que le pregunten a Casado, es a dónde nos conduce ésto. Serás ese personaje al que los compañeros seguirán haciéndole la pelota durante algunos meses mientras vayan pasando los compromisos electorales autonómicos y europeos, hasta que un día, una voz inocente grite, como en el famoso cuento de Andersen, ¡el Emperador está desnudo! y, de repente todo se acabará y verás como ponen en tu lugar a la de rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario