sábado, 4 de agosto de 2018

DISCURSO DE GRADUACIÓN 6º PRIMARIA



       -Papá, has faltado a mi graduación. Me has fallado. 
     -José Luis, tienes 35 años. Ya eres mayor para ir solo al oculista. 

No sabía cómo empezar el discurso, le pedí ayuda a mi padre, y no se le ocurrió nada mejor que esto. Cada uno tiene su cruz. 

Estuve barajando otras posibilidades. Hacer como los actores cuando les dan un premio, que sacan un papel y empiezan a dar las gracias a una retahíla de gente. 

Quiero dar las gracias a Concha, que nos recogió siendo unos bebés que lloraban cada mañana cuando se marchaban las mamás y los papás; a Alicia, a la que le tocó la dura tarea de enseñarnos el abecedario y las tablas de multiplicar; a Nati, con la que, además del verbo to be, aprendimos a distinguir sustantivos, verbos y adjetivos; a Manoli, con la que descubrimos la clave de sol y que Beethoven no fue solo un perro grandote; A Montse y a Nuria, que nos revelaron cosas sobre ese cielo que nuestros padres afirman tener ganado con nosotros; a Marta, que nos ha mostrado cosas maravillosas de civilizaciones que existieron mucho antes que el whatsapp…de la época de los sms o por ahí; a Cristina y a Elena, que nos han enseñado a leer fracciones y a colocar en su sitio la tilde en las palabras esdrúuuuuuujulas; a María, a Bárbara, a Raquel, a Raul y a David, a los que les toco educar estos cuerpos y mantenerlos en forma. 

Esta forma de empezar no me disgustaba, pero siempre se corre el riesgo de olvidarse de alguien. Mamá, papá, Sr. Director, no me olvido de ustedes ni de sus sabios consejos. 

El caso es que llevamos 5 minutos de discurso y aún no sabemos cómo lo quiero empezar. No sé cómo empezar. No sé qué nos deparará el instituto. No sé con certeza qué quiero ser de mayor,…Pero lo que si tengo claro es que he pasado aquí unos años maravillosos que nunca podré olvidar. En la Milagrosa he aprendido, he desayunado, comido y merendado, he jugado y, sobre todo, he conocido la amistad. 

A veces pienso en el curso que viene en el instituto. Pienso en el instituto y me da un poco de vértigo. Fatiguitas lo llamaría mi primo en Sevilla. Me da un poco de miedo que todo sea más difícil y que no sea capaz de afrontarlo. Sin embargo, lo que realmente me asusta es plantarme allí, en septiembre, sin vosotros. 

Muchas gracias a todos por estos maravillosos años.

Celia & Roberto Herrero

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