domingo, 3 de junio de 2018

QUÉ (e)MOCIÓN



Ya tenemos nuevo Presidente del Gobierno. El séptimo de la democracia y el primero que lo hace ganando la votación de una moción de censura. También es el primero, y esto es empezar con buen pie, que respeta la sensibilidad de la totalidad de los españoles cumpliendo con el artículo16.3 de la Constitución que declara el Estado como laico.

He de confesar que Pedro Sánchez no es santo de mi devoción, pero no tengo ninguna duda de que a la mayoría de los habitantes de este país nos va a ir mucho mejor con él que con M. Rajoy, como lo definía Bárcenas cuando le pagaba los sobresueldos, aunque solo sea porque nunca el listón estuvo tan bajo.

Se pueden enumerar docenas de razones por las que el Partido Popular debería haber dejado de gobernar hace tiempo; la dilapidación del estado de bienestar, la recuperación pírrica del empleo a base de disminuir los salarios a niveles de los 90, el aumento de la desigualdad, el desprestigio de cualquier institución pública que hayan rozado, el saqueo de la hucha de las pensiones, la crispación entre las distintas regiones, la insolidaridad absoluta con los más necesitados disminuyendo las prestaciones por desempleo y las ayudas a la dependencia, etc, etc, etc.

Sé fehacientemente que no todo el mundo estará de acuerdo conmigo. Hay mucha gente, los de siempre, que han pasado la crisis sin demasiados apuros y han salido de ella más ricos, disfrutando de un periodo placentero de mano de obra barata.

Ladran ahora los medios conservadores, que por cierto hace tiempo que son mayoría, contra la moción y la elección de Sánchez como Presidente. Se dice que ambas son antidemocráticas y que los Presidentes tienen que ser elegidos por los ciudadanos y no por un grupo de diputados. Digo yo que a estos diputados los habremos elegido entre todos y no la Gracia de Dios. No se puede decir lo mismo del Jefe del Estado y no veo yo en los periódicos que lo tachen de antidemocrático.

Se reedita el antizapaterismo más atroz acusando a Pedro Sánchez de poner en riesgo la unidad de España y de amistad con los proetarras. Sintonía con el mundo proetarra han sido las palabras exactas de Hernando, al que no se le cae la cara de vergüenza, porque la tiene de cemento armado, diciendo que no van a permitir ni indultos, ni impunidad, ni inmunidad con los delincuentes. Ver para creer.

Como por lo visto a la moción de censura del PSOE se han unido golpistas y populistas (aquí me pillan, porque hasta donde yo sé Ciudadanos ha votado en contra y UPyD pasó a mejor vida hace unos años), acusan a Sánchez de convertir a España en una República Bananera.

República Bananera no lo sé, pero lo que sí que es verdad, es que en cualquier país de Europa, si el Presidente del Gobierno fuera también el Presidente de un partido que ha medrado a través de una corrupción generalizada e institucionalizada, según sentencia judicial, que les servía para financiarse e ir ganando terreno a sus adversarios políticos, hubiera dimitido al instante.

También es verdad, que la corrupción generalizada e institucionalizada del partido Popular, que hace unas pocas semanas ha corroborado la justicia, era Vox Populi, válgame la redundancia. Se mascaba en el ambiente desde hace muchos años y, lo que sí es propio de una República Bananera es que, aun sabiéndolo, la mayoría de sus habitantes, mediante votación, por acción u omisión, les permitieran seguir con sus tejemanejes.

No van a ser fáciles estos dos años hasta las próximas elecciones. Es probable que ni siquiera se lleguen a cumplir. Pero era necesario extirpar del Gobierno el cáncer que estaba pudriendo las instituciones. Ladran, luego cabalgamos.

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