Como al principio de cada mes hoy nos desayunamos con nuevos y dramáticos datos de paro. Y es que en septiembre la cifra de desempleados aumentó en 25.572 personas.
Nos podrán decir que es el mejor dato de un mes de septiembre desde que comenzó la crisis, pero con 6.000.000 de parados creo que va siendo el momento de apostar de verdad por la creación de empleo y no conformarnos con la disminución en la destrucción del mismo.
Yo sólo lo digo por aquello de cumplir con lo que se promete en campaña electoral. A poco más de un mes de cruzar el ecuador de la legislatura, los 3.500.000 de empleos que se utilizaron para alcanzar la mayoría absoluta en las últimas Elecciones Generales se ven un poco lejos. Si mis cuentas no me fallan, 3.500.000 prometidos más 1.000.000 de parados obtenidos gracias a la Reforma Laboral, en estos dos años que quedan por delante tienen que crear 4.500.000 de puestos de trabajo para no quedar como unos embusteros.
No quedar por embusteros en cuanto al empleo, me refiero, porque en el caso de la sanidad, la educación, la dependencia, las pensiones y un largo etcétera ya no hay remedio.
¿Por qué no consigue el Gobierno de Mariano Rajoy acabar con el paro si ya nos ha sacado de la crisis como afirman parte de sus Ministros? Dando por bueno el mantra que repiten tres veces al día de que la reforma laboral está funcionando a las mil maravillas, el problema debe de estar en la elección de la persona responsable de acabar con esta lacra. Y no me refiero a la Ministra Báñez cuya capacidad está sobradamente probada ¿¿?? Bueno, por lo menos no es menor a la del resto de Ministros. Ésto es un mérito que hay que reconocerle a Rajoy. Ha conseguido un Consejo de Ministros en el que nadie destaque. Todos tienen un nivel parejo, muy parecido, por cierto, al suyo propio.
La culpa la tiene por tanto la Virgen del Rocío. Más que a la Virgen del Rocío en sí, el error pudo deberse a la elección de esta virgen para acabar con el problema del paro. Como todo el mundo sabe, y si no ya lo sabrán gracias a la reforma educativa del Sr. Wert, la Virgen del Rocío no destaca precisamente por ser muy milagrera. Su imagen apareció en Almonte entre espinos y tal, pero más allá de la gran devoción que se le profesa, folclore incluido, ni chicha ni limoná. El error es de bulto y habría que pedir responsabilidades pues nuestra geografía está plagada de vírgenes con mucho más currículo para este menester.
Hubiera sido mucho más apropiado elegir a una del las múltiples Vírgenes de los Remedios que pueblan nuestro Estado. Sin ir más lejos, y por aquello de no tener que pagar el complemento de desplazamiento que se le paga a algunos Diputados, aquí en Madrid tenemos una. La Virgen de los Remedios de Madrid se conoce como Virgen del Lagarto porque se cuenta de ella, y yo me lo creo, que salvó a unos soldados españoles que fueron atacados por un caimán, por un cocodrilo o por un lagarto dependiendo de si quien cuenta la historia sitúa a los soldados en América, en África o en Asia.
En resumidas cuentas, que si tenemos a bien creer lo que nos cuenta nuestro Gobierno, ya hemos salido de la crisis y estaríamos rondando el pleno empleo si no hubiéramos errado el tiro en la elección de la ayuda divina. Ésto es, sin duda, lo que Montoro define como el Milagro Español.
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