Escribo este post hoy, 15 de mayo, porque si Dios, el tiempo y Cristina Cifuentes lo permiten, cumple su primer año el Movimiento 15M, también llamado Movimiento de los Indignados. El 15 de mayo de 2011, a menos de una semana de las Elecciones Autonómicas y Municipales, miles de personas, en distintas ciudades de España, se concentraron para protestar pacíficamente contra el Sistema; contra el dominio del sector bancario y el espectro de los mercados; contra el ¿bipartidismo? y contra la no separación de poderes. El movimiento agrupaba a los más diversos colectivos ciudadanos, los cuales no se sentían representados por los partidos políticos y pedían una democracia real.
Rápidamente, la prensa de extremo centro, sin analizar las causas ni las consecuencias, como en ellos es habitual, los tachó de perroflautas comandados por Rubalcaba, que como todo el mundo sabe es el culpable de todos los despropósitos ocurridos en este país desde 1951, año de su advenimiento. Nada más lejos de la realidad como el tiempo y los resultados electorales han demostrado.
Nunca he dudado de las buenas intenciones del Movimiento, e incluso estoy de acuerdo con muchas de las propuestas que se consensuaron en Sol, tales como la reforma de la Ley Electoral, la reforma fiscal, la implantación de la tasa Tobin, la reducción del gasto militar o el rechazo y la condena de la corrupción. Cualquier persona con un mínimo de sentido común, es decir, casi todo el mundo a excepción de los liberales, estaría de acuerdo con la mayoría de estos postulados. Ahora bien, no puedo compartir el planteamiento de que la clase política es una plaga y que todas las personas que ejercen esta labor sean iguales. De hecho, un año después, hemos tenido la desgracia de comprobar que no es así.
Podemos estar de acuerdo en que la Democracia que hoy disfrutamos, y digo disfrutamos porque conviene recordar que no siempre ha sido así, no es perfecta y por lo tanto susceptible de mejora. Pero es el marco que nos hemos dado y con el que todos podemos participar; ejerciendo nuestro derecho al voto para elegir las distintas propuestas de unos o de otros e incluso militando libremente en los propios partidos. Es más, es posible la creación de nuevos partidos, con nuevas propuestas, si las planteadas por los partidos tradicionales no nos terminar de convencer. Pero plantear la abstención como forma de castigo al sistema, evidentemente, no ha sido la solución, sino que ha hecho que los problemas que sufríamos hace un año se hayan agravado, debido a las salvajes políticas que nuestros actuales gobernantes, elegidos tras aquellas elecciones, están perpetrando.
Desde esta humilde tribuna quiero felicitar al Movimiento en su primer aniversario, animarles a que sigan peleando por lo que creen justo. Es loable intentar cambiar el Sistema, pero es mucho más efectivo, aunque pueda parecerles lento, cambiarlo desde dentro.
Nunca he dudado de las buenas intenciones del Movimiento, e incluso estoy de acuerdo con muchas de las propuestas que se consensuaron en Sol, tales como la reforma de la Ley Electoral, la reforma fiscal, la implantación de la tasa Tobin, la reducción del gasto militar o el rechazo y la condena de la corrupción. Cualquier persona con un mínimo de sentido común, es decir, casi todo el mundo a excepción de los liberales, estaría de acuerdo con la mayoría de estos postulados. Ahora bien, no puedo compartir el planteamiento de que la clase política es una plaga y que todas las personas que ejercen esta labor sean iguales. De hecho, un año después, hemos tenido la desgracia de comprobar que no es así.
Podemos estar de acuerdo en que la Democracia que hoy disfrutamos, y digo disfrutamos porque conviene recordar que no siempre ha sido así, no es perfecta y por lo tanto susceptible de mejora. Pero es el marco que nos hemos dado y con el que todos podemos participar; ejerciendo nuestro derecho al voto para elegir las distintas propuestas de unos o de otros e incluso militando libremente en los propios partidos. Es más, es posible la creación de nuevos partidos, con nuevas propuestas, si las planteadas por los partidos tradicionales no nos terminar de convencer. Pero plantear la abstención como forma de castigo al sistema, evidentemente, no ha sido la solución, sino que ha hecho que los problemas que sufríamos hace un año se hayan agravado, debido a las salvajes políticas que nuestros actuales gobernantes, elegidos tras aquellas elecciones, están perpetrando.
Desde esta humilde tribuna quiero felicitar al Movimiento en su primer aniversario, animarles a que sigan peleando por lo que creen justo. Es loable intentar cambiar el Sistema, pero es mucho más efectivo, aunque pueda parecerles lento, cambiarlo desde dentro.
Estoy de acuerdo contigo en que no podemos abominar de la democracia y los partidos. Del sistema democrático, que, como alguien dijo, es el menos malo de los conocidos. Mas el problema es que en la actualidad la democracia que tenemos es bastante limitada. Votar cada cuatro años, sin que se nos consulten cosas tan graves como la ultima reforma constitucional que nos arrebató el Estado del Bienestar al poner en manos del Bundesbank nuestro futuro no parece nada democrático. Los partidos actuales nos han defraudado -y lo dice una persona que militó durante muchos años en el PSOE- y ahora es imprescindible un cambio radical de la legislación y de la Constitución si queremos un régimen verdaderamente democrático. Porque lo que ahora sufrimos se parece a una democracia como yo a Julie Binoche.
ResponderEliminarComparto contigo la decepción con los políticos; con algunos más que con otros. En lo que no puedo estar de acuerdo es en que no estemos en una democracia real ¿Que es mejorable? Por supuesto, pero también es mejorable la ciudadanía ¿Cuanta gente vota?¿Cuanto gente se moviliza contra la barbarie que estamos sufriendo? ¿Es sólo culpa de los políticos?¿Es sólo culpa del sistema? Puede ser que nuestra pasividad tenga algo que ver...
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