lunes, 11 de noviembre de 2019

JORNADA DE REFLEXIÓN


Hasta hace no tantos años, terminado el recuento, los líderes de los Partidos que no habían obtenido el respaldo mayoritario del electorado, antes de dar las pertinentes excusas o de argumentar cómo sin ganar habían ganado, comenzaban su alocución, aunque fuera con la boca pequeña, dando la enhorabuena al adversario político que había tenido la suerte de ser agraciado con un mayor número de votos. Ayer nadie lo hizo. Pese a aventajar en treinta y dos escaños y casi dos millones de votos al Partido Popular, nadie empezó su discurso felicitando a Pedro Sánchez ni al Partido Socialista.

De hecho, ocurrió todo lo contrario. Todos compartieron el argumento de la que ha liao el pollito para nada; para perder 3 escaños, la mayoría absoluta en el Senado y conseguir que VOX se convierta en la tercera fuerza política de este país.

En mi humilde opinión, la cabezonería de Pedro Sánchez y el ego de Pablo Iglesias tienen la culpa de que ayer tuviéramos que ir a votar por cuarta vez en menos de cuatro años, pero de ahí a que los cincuenta y dos escaños de la extrema derecha sean culpa del PSOE va un abismo.

Los cincuenta y dos diputados de VOX son consecuencia de los más de tres millones y medio de personas que los han votado; 3.640.063 votos, que se dice pronto. Hay más de tres millones y medio de compatriotas que creen que todos nuestros males se solucionarían expulsando a los inmigrantes, prohibiendo el aborto o ilegalizando al PNV. Es para hacérnoslo mirar. Visto lo visto ¿sirve para algo la jornada de reflexión?

Poniéndome en la postura del vaso medio lleno, espero que al verle las orejas al lobo, el bloque progresista mayoritario deje sus reproches a un lado y alcance ese acuerdo de gobierno que tanta falta nos está haciendo.

Pongamos pues la jornada de reflexión el día después. Reflexionemos de verdad, con los datos en la mano y así quizá podamos comprender porque PSOE y Unidas Podemos provocaron una repetición electoral que les ha hecho perder  parte de los apoyos que tenían. A lo mejor así podemos entender los vaivenes ideológicos de Albert Rivera que le han llevado a donde le han llevado. No estaría de más saber por qué Pablo Casado, que perdió 71 escaños en abril, 24 más que los que han provocado la dimisión del Niño del Adoquín, saca barba y pecho diciendo que el PP está más fuerte que nunca. Y sobre todo, necesitamos descubrir el motivo por el que millones de españoles, hombres y mujeres, han votado a una banda de xenófobos que justifican la violencia de género y las violaciones.

Para entender el viaje ideológico de Rosa Díez, o te apellidas Miyazaki, o necesitas más de una jornada de reflexión e incluso una resonancia magnética.


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