Afortunadamente, ha pasado mucho tiempo y, aunque hoy la situación es grave, gozamos de un estilo de vida muy distinto al del siglo XIX recreado en el relato. Sin embargo, algunas noticias me hacen sentir como al Sr. Scrooge en aquella Nochebuena. Leer la prensa hoy es recibir la visita de los fantasmas del pasado, presente y futuro.
El miércoles 21, cuando Mariano Rajoy anunció quienes serían sus nuevos Ministros, se cernieron sobre mí los fantasmas del pasado. Al frente de la cartera de Economía colocaba a un exdirectivo de Lehman Brothers, cuya quiebra el 15 de septiembre de 2008 catalizó la crisis mundial que estamos sufriendo y que ha provocado, entre otras cosas, que el indolente Mariano Rajoy fuera el candidato más votado en las pasadas elecciones generales, y por ende, Presidente a la tercera. El fantasma en forma de Luís de Guindos no vino sólo. Le acompañaba, al frente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, el lumbreras que en 2002 dijo aquello de Es bueno que las familias se endeuden en vivienda. ¿En qué cabeza cabe que los que provocaron el problema con sus políticas ultraliberales puedan ser la solución al mismo?
Los fantasmas del presente no son menos terribles. La falta de liquidez de las administraciones y el afán de los conservadores por cargar siempre contra los más desfavorecidos, hace, por ejemplo, que María Dolores de Cospedal cierre y mercadee con las casas de acogida a mujeres maltratadas, que Esperanza Aguirre vacíe de profesores los centros públicos mientras subvenciona a colegios ultracatólicos y a sus usuarios, que Artur Mas cierre centros de salud y quirófanos mientras enfermos terminales van de hospital en hospital, dejando ya algún fallecido por el camino.
Y que decir de los fantasmas del futuro; un Presidente del Gobierno cuyo mayor mérito ha sido provocar, con su pésima gestión, la mayor catástrofe natural que hayan sufrido nuestras costas; un Presidente del Gobierno que ha sido incapaz de arrimar el hombro ni una sola vez en 7 años por vergüenza a ser derrotado por tercera vez en unas elecciones generales; un Presidente del Gobierno que tiene que devolver el favor al que le colocó como candidato y sitúa la mujer de éste como Alcaldesa de nuestra capital, pese a no estar capacitada y pese a no haber sido elegida para ello.
Sólo espero que como a Scrooge, la visión de estos fantasmas, nos abra los ojos, que recapacitemos y que seamos capaces de trabajar unidos para que el futuro sea mejor que el que nos dibujan. En palabras del propio Scrooge, que Mariano Rajoy vaya a hacernos felices, no son más que paparruchas (humbug!).
Un escrito muy original para ilustrar como estamos ahora. me gusta especialmente como usas el entorno de la Inglaterra industrial del siglo XIX para comparar con la España actual. Y es que, aunque hemos evolucionado mucho, la lucha de clases sigue siendo la misma. Enhorabuena, Roberto. Sigue así.
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