Hace tiempo que camino por esa delgada línea que separa al madrugador del insomne.
Insomne debido ya a una edad, a los nervios y a las preocupaciones.
Nervios y preocupaciones de los buenos, de los provocados por proyectos ilusionantes.
Proyectos ilusionantes laborales y de familia.
Familia que crecerá, no ha mucho tardar, y que en breve se consolidará con una boda.
Boda que, como a todo el mundo, uno quiere que le salga perfecta.
Perfecta va a ser porque tengo la fortuna de compartir mi vida con la pareja ideal.
Pareja ideal si, pero como la de todos, ha invitado a la boda a gente que no conozco.
No conozco y no dudo, a priori, de su honorabilidad; pero luego llegan los disgustos.
Disgustos como los que se está llevando la pobre Ana Aznar cada vez que ve el Telediario.
Telediario que cada vez se parece más a su álbum de boda:
Bárcenas, Berlusconi, Briatore, Correa, el Bigotes, Matas, el dúo Sepúlveda-Mato, López Viejo, Blesa, Lapuerta, Barberá, Rato,...
Rato malo el que tiene que estar pasando.
Pasando de que esto mismo nos pase a nosotros no dejo de darle vueltas al asunto.
Asunto que me hace caminar por esa delgada línea que separa al madrugador del insomne.
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