Resulta bochornoso escuchar las declaraciones de algunos políticos y empresarios cuando se encuentran frente a magistrados o frente a comisiones de investigación.
El uno no sabe que sigue siendo titular de cuentas en Suiza que fueron abiertas hace años; la otra desconoce que pasa de la puerta de su casa para adentro pero ello no la incapacita para dirigir un Ministerio; el ignorar lo que se trae entre manos tu compañero de alcoba no te impide ni aparecer en el top ten de la línea de sucesión a la Jefatura del Estado; los hay que dicen no saber de números pese a haber dirigido Ministerios de Economía y Fondos Monetarios de los que extorsionan a países completos; por haber, hay quienes, pese a ser Inspectores de Hacienda, dicen desconocer como tributan oscuras tarjetas.
Todo esto es posible porque siempre hay alguien que, desde las alturas, les arenga a ser fuertes a través de sms.
Así van dando argumentos al político de moda y a sus chicos del yes, we can ibérico para seguir con la matraca de que existe una casta política que se lo está llevando doblado. No me malinterpreten, no voy a ser yo quien diga que no los haya, que los políticos corruptos son como las meigas, haberlos hailos. Pero es que la milonga de la casta estaría muy bien y sería muy creíble si no fuera porque de vez en cuando el chico de la melena recogida se echara la manta a la cabeza y pusiera la mano en el fuego por la honorabilidad de su pareja sentimental pese a que ésta esgrima exactamente las mismas escusas pueriles que la Infanta y la Exministra. Exactamente las mismas. Igual de creíbles e igual de "castosas".
No soy yo muy del refranero español, pero I don´t know why que dirían los ingleses, hoy me ha venido uno a la cabeza que no sé qué dice de que donde tengas la olla no metas no sé qué apéndice.
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